Durante los últimos cinco años y medio, he visitado varios ministerios locales y nacionales, campamentos de jóvenes, conferencias y convenciones, y he visto claramente que los trabajadores del ministerio de jóvenes con frecuencia enfrentan el desafío de presentarles a los jóvenes el Espíritu Santo. Durante un entrenamiento, se hizo la pregunta, “¿Cómo motivamos a los jóvenes a ser llenos cuando nuestras congregaciones les enseñan que ya fueron llenados cuando recibieron la salvación?” Como líderes cristianos dentro del movimiento pentecostal, debemos discernir más a fondo sobre lo que el Señor quiere hacer en nuestros jóvenes si el ministerio de jóvenes y sus líderes han de estar más envueltos, llenos del Espíritu, y usados por el Espíritu Santo. En otras palabras, ¿cómo puede el Espíritu Santo convertirse en una presencia central en la vida del ministerio de jóvenes como fue Su intención?
Creer
Las iglesias y el ministerio de jóvenes deben creer primero en la Palabra de Dios, si hemos de caminar y vivir bajo la dirección el Espíritu Santo. En Hechos 1, Jesús le prometió a los apóstoles que Él enviaría al Espíritu Santo, y en Hechos 2, Él lo envió. El primer mensaje de Pedro a una multitud, después de la experiencia inicial cuando la iglesia recibió al Espíritu Santo fue, “Porque para vosotros es la promesa…” Los líderes deben creer que así como Jesús prometió que vendría el Espíritu Santo y Lo envió a la iglesia primitiva, Él hará lo mismo por nosotros. Los líderes deben creer en la obra regeneradora, santificadora y llenadora del Espíritu Santo si han de aceptar los jóvenes la obra del Espíritu Santo en ellos mismos.
También debemos creer que estos son los “últimos días”, y como tal, es un tiempo caracterizado por Su ministerio en toda la humanidad, y específicamente a los jóvenes. Joel 2:28-32 nos recuerda que Él sería derramado sobre nuestros hijos e hijas y que a través de Él nuestros jóvenes recibirían visiones, profetizarían y serían testigos de una cosecha tornándose hacia el Señor. Abrazar esta convicción significa que nuestras acciones y expectativas están basadas en la verdad y las promesas de la Palabra, en vez de la voluntad propia donde intentamos forzar al Espíritu Santo sobre nuestros jóvenes, o el temor y la duda donde no permitimos que el Espíritu Santo sea activado en las vidas de nuestros jóvenes. Adicionalmente, estaremos en sintonía con los dones de Dios expresados en el cuerpo de nuestra iglesia, y los ministerios formados en los corazones de nuestros jóvenes.
Escuchar y obedecer
Jesús, en Juan 14:26, le enseñó a Sus discípulos que el Espíritu Santo sería el maestro de los creyentes. El Espíritu le enseñaría a los creyentes cómo vivir, amar, ministrar y servir. La clave de la enseñanza del Espíritu es la obediencia de un líder y creyente. Como obreros del ministerio de jóvenes debemos escuchar al Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios y la oración constante. Sin embargo, escuchar es un solo aspecto. Debemos confiar en y obedecer al Señor. Cuando era pastora de jóvenes, durante una temporada de estudio y meditación en la Gran Comisión, oré para que el Señor me guiara a considerar cómo alcanzar más jóvenes. Una noche durante esta temporada de oración, el Señor me dijo que rentara la pista de patinaje a unas cuadras de la iglesia. Yo visualicé invitar a cientos de jóvenes a disfrutar de una noche de patinaje gratis patrocinado por nuestro ministerio de jóvenes. Tendríamos música, diversión, trabajadores de jóvenes colocados estratégicamente para hacer conexiones relacionales y una presentación del evangelio al final. Pero, tardé unos meses sin llevar a cabo este plan. Un día cuando llegué a la iglesia vi un volante de otra iglesia colocado en la puerta promocionando el mismo evento que yo sentí que el Señor me había dado para el próximo fin de semana. Perdí la oportunidad porque no obedecí al Espíritu Santo. Aunque le doy gracias a Dios por los jóvenes que fueron ganados para el Señor a través de ese ministerio, sentí la convicción de que no obré de acuerdo a lo que el Señor me había llamado a hacer. Ese fin de semana le conté a nuestros jóvenes sobre mi desobediencia. Creo que posiblemente oramos por ese evento, pero quería que ellos supieran que debemos escuchar y obedecer al Espíritu Santo.
Enseñar
El pastor de jóvenes tiene una gran responsabilidad sobre sus hombros. A parte de personalmente ejemplificar una vida llena del Espíritu, el líder tiene que enseñar formal e informalmente sobre la persona del Espíritu Santo, nuestra necesidad por Él, y la constante dependencia del creyente en Él para la vida y el ministerio. Antes de que comience el año, el líder debe considerar el tipo de prácticas y entornos en los cuales la programación ministerial se llevará a cabo. La ministración del Espíritu Santo entre los jóvenes debe impactar el currículo, las prácticas y los entornos utilizados a lo largo del año. El currículo del ministerio de jóvenes debe incluir enseñanzas sobre la persona y obra del Espíritu Santo. Se le debe enseñar a los jóvenes sobre el ministerio del Espíritu Santo en su vida, antes de su salvación, en el momento de su conversión, en el bautismo del Espíritu Santo y en el ministerio. Las enseñanzas especiales deben preceder eventos corporativos grandes, tales como campamentos, retiros y conferencias, preparando a los jóvenes para las experiencias sobrenaturales con anticipación. Adicionalmente, se pueden formular serias preguntas y se debe dar consideración a la oración y adoración corporativa y privada.
- ¿Se unirán los jóvenes en grupos pequeños para la oración dirigida?
- ¿Cómo se le motivará y enseñará a los jóvenes a orar?
- ¿Serán los eventos intergeneracionales o asistirán los jóvenes solos?
- ¿Están llenos del Espíritu Santo los predicadores invitados?
- ¿Se enfocará estratégicamente el entorno de los grupos pequeños, reuniones grandes y sesiones de mentoría uno a uno en el ministerio del Espíritu Santo?
A medida que los líderes desarrollan un plan de enseñanza del Espíritu Santo, se darán cuenta que sus jóvenes buscarán y experimentarán más de Él.
En una ocasión antes de uno de nuestros retiros locales, pasamos varias semanas enseñando sobre el Espíritu Santo en preparación para el retiro. Mientras viajábamos en autobús hacia el centro donde se llevaría a cabo el retiro, adoramos y le pedimos a nuestros jóvenes que compartieran sus expectativas y deseos para el fin de semana. Una joven dijo que quería ser llena del Espíritu Santo ese fin de semana. ¿Sabe que ella fue la primera en ser llena del Espíritu Santo la primera noche del evento? Al ella entender que tenía necesidad del Espíritu Santo en su vida, aumentaron sus deseos durante las semanas previas y esperó ansiosamente una oportunidad para recibirlo.
Informalmente, el líder también debe enseñar a los jóvenes a ministrar como el Espíritu dirige. La oración constante con y por los jóvenes es una de las mejores maneras para enseñarle prácticamente a los jóvenes sobre el ministerio del Espíritu Santo. Crea consciencia y un sentir de expectativa.
Recibir
En el día de Pentecostés, el Espíritu Santo fue derramado sobre 120 creyentes incluyendo los apóstoles. El derramamiento fue una obra soberana de Dios. Los creyentes no hicieron nada por “traer” al Espíritu Santo. El Padre determinó el tiempo de este derramamiento ya habiendo prometido a los apóstoles a través de Cristo que Él haría eso. De manera similar hoy el trabajador de jóvenes debe entender que Cristo ya nos ha dado el Espíritu Santo.
Cuando yo era niña, mis padres me compraban regalos en la Navidad. El día de la Navidad, no había nada que yo pudiera hacer por cambiar los regalos, solo tenía que despertar para recibir lo que mis padres ya me habían dado. Como líderes debemos ayudar a nuestros jóvenes a recibir el bautismo del Espíritu al personificar una relación con el Espíritu Santo. Los jóvenes deben ser motivados a buscar y amar a Dios apasionadamente. Su adoración privada y corporativa debe adorar a Cristo por lo que ha hecho por ellos y en su vida y corazón. Los trabajadores de jóvenes tienen la oportunidad de trabajar con los jóvenes para procesar la diferencia entre lo que es ser “perfecto” versus estar en una relación “correcta” con Dios. Ellos pueden ayudar a los jóvenes a abrazar la confesión y rendición de cuentas mientras buscan al Espíritu, quien bautiza y empodera. Los trabajadores de jóvenes pueden hablar con los jóvenes sobre la adoración personal, la oración y el simple hecho de pedir en fe, confiando que el Señor desea que ellos reciban el bautismo del Espíritu Santo como un regalo. Uno de los puentes que los jóvenes necesitan cruzar cuando reciben el bautismo del Espíritu Santo es el hablar en lenguas. Tanto en las enseñanzas como en las sesiones de adoración/oración los jóvenes deben enfocarse en orar y adorar a Dios en vez de pensar en cuándo comenzarán a hablar en lenguas. Ayude a los jóvenes a confiar que el Espíritu Santo los influenciará en su búsqueda, para que estén dispuestos a simplemente pronunciar lo que venga naturalmente a sus labios mientras adoran. Motive a los jóvenes a pedirle al Espíritu Santo que los ayude a adorar y orar. Mientras continúan en su fe, Él vendrá con gran gracia. El bautismo del Espíritu Santo debe ser una prioridad del líder, para que los jóvenes puedan vivir una vida cristiana con mayor valentía y autenticidad.
Enviar
Como último, los jóvenes que han nacido de lo alto deben aprender que han sido enviados (Mateo 28:19, 20). Se les debe enseñar sobre el bautismo del Espíritu Santo; este es el poder habilitador de la misión de Cristo, y como tal debe ser procurado por todo creyente (Hechos 1:8). Los jóvenes deben sentirse desafiados a buscar la dirección del Espíritu Santo con respecto a su misión actual. ¿Le está llamando el Espíritu Santo a representar a Cristo en la escuela, en el parque, en algún ministerio en particular en la iglesia? Los jóvenes deben asociar el bautismo del Espíritu Santo con el servicio cristiano a los no alcanzados, así como la fe y el amor práctico expresados al cuerpo de Cristo.
Una de nuestras mayores alegrías es poder ver el crecimiento y la transformación personal en los jóvenes por el Espíritu Santo. A medida que los líderes se enfocan en la presencia y obra del Espíritu Santo en el ministerio y en los jóvenes, el Espíritu Santo se convertirá en la presencia central del joven y también del ministerio de jóvenes.
No Comments