Mire: Para encontrar su ministerio y descubrir su llamado

The Official Publication of the Church of God of Prophecy

CardinHE

Dr. H.E. Cardin
Cleveland, Tennessee

Cuando se trata de nuestro destino divino, el enemigo nos quiere cegar o distraer. “En los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2 Corintios 4:4).

Sin embargo, a través de Su Palabra, el Señor abre nuestros ojos para “ver” lo que Él ha planeado para nosotros: “Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados” (Hechos 26:18). En nuestra relación sirviéndole a Dios, podemos desarrollar una visión espiritual para servirle mejor. “He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores…así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios” (Salmo 123:2).

Un ejemplo de esta percepción o visión divinamente mejorada es la historia de Eliseo que estaba buscando una batalla. El siervo de Eliseo no podía ver lo que vio Eliseo (2 Reyes 6:15), así que Eliseo oró, “Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo” (v.17).

Es un hecho que Dios tiene un ministerio, un llamado para cada uno de nosotros. Si ha recibido a Cristo en su corazón y sus pecados han sido perdonados, tiene el ministerio de traer a otros a esa relación. En 2 Corintios 5:17, 18, Pablo dijo, “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación”.

Todos tenemos un ministerio. Representamos a Cristo a los demás: “Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios” (2 Corintios 5:20). Es una seria responsabilidad representar al santísimo, y no podemos hacerlo solos. Él nos hace dignos: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21).

¿Cómo podemos encontrar este ministerio? ¿Cómo descubrimos este llamado? ¿Por qué lo colocó Dios aquí en la tierra? ¿Por qué está aquí? Me gusta el título memorable del mensaje, “¿Qué está haciendo aquí en la tierra para beneficio del cielo?” La palabra “vocación” viene de la palabra en latín “llamado”.

A continuación, veremos cinco maneras para encontrar su ministerio.

Buscar DENTRO

¿Cuáles son sus dones espirituales? ¿Cuáles son sus talentos? ¿Cuáles son sus habilidades? ¿Deseos? “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmo 37:4). El salmista nos instruye a “deleitarnos” en el Señor, esto significa “ser suaves y flexibles”. Eso significa que no le decimos a Dios lo que vamos a hacer; nos volvemos suaves, maleables y flexibles. Dios después pondrá Sus deseos en nuestros corazones.

Si no está seguro de sus dones espirituales, considere realizar un inventario de dones espirituales. Puede encontrar un ejemplar en mi sitio web, www.hecardin.com. Existen muchas versiones, pero prefiero el inventario Gifted2Serve, donde usted responde a 125 preguntas para descubrir cuáles son sus fortalezas.

También se puede hacer preguntas tales como, “¿Qué es lo que me gustaría hacer?” “¿Qué haría si pudiera hacer cualquier cosa?” “¿Qué dones y talentos poseo?”

 

Mire hacia ARRIBA

¿Qué escucha al Señor decir? Es nuestro deseo escuchar palabra fresca y transformadora de Dios. En un capítulo de la Biblia (Juan 10), leemos, “las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca…y las ovejas le siguen, porque conocen su voz…otras ovejas…oirán mi voz…y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, y me siguen”.

Dios nos llama y nos guía tal y como Él guió a Jesús sobre la tierra. Cuando Jesús sanó al hombre en el estanque de Betesda, se le preguntó por qué había sanado en el día de reposo (Juan 5:16). Jesús vio al Padre obrando y Él dio un paso al frente y comenzó a trabajar con Él (Juan 5:17). Así que debemos desarrollar un oído espiritual. ¿Qué está diciendo Él? ¿Qué está diciendo Él hoy?

Mire ALREDEDOR

Una vez haya considerado sus dones y la voz de Dios, quizá quiera considerar cuáles son las necesidades que usted ve. En 1 Juan 3:17, el llamado se presenta de esta manera: “Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él?”

Se le preguntó en una ocasión a Bill Wilson de “La Escuela Dominical en la Acera”, “¿Cómo fuiste llamado?” Él respondió rápidamente, “¿Llamado? ¡La necesidad es el llamado!”

“Es por eso que las personas me escuchan decir que la necesidad es el llamado”, dice Wilson. “Este tema me emociona, porque la verdad es que si ves una necesidad y puedes suplir esa necesidad —eso se convierte en el llamado hoy día. He aprendido que las puertas grandes se pueden abrir con bisagras pequeñas. Son las cosas pequeñas que Dios nos presenta casi a diario que pueden hacer la diferencia” (IPHC Experience, 27 de agosto de 2013).

Necesitamos unos de otros. Si está experimentando descontento ahora mismo, podría ser el comienzo de un nuevo ministerio. Mientras comienza a pensar, “Realmente necesitamos un ministerio para solteros” o “Necesitamos un ministerio para la distribución de alimentos”, esa podría ser la voz de Dios presentándole su llamado.

Mire HACIA ATRÁS

Antes de que David considerara pelear con Goliat, él reflexionó sobre su pasado, sobre la fidelidad de Dios y lo utilizó para destruir osos y leones. Piense en sus victorias pasadas. Considere la fidelidad de Dios en el pasado. David utilizó esto como evidencia cuando fue a pelear contra Goliat. “Tu siervo irá y peleará contra este filisteo” (1 Samuel 17:32). Su liderazgo y familia lo desanimaron, “No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud” (v. 33).

Exhibición número uno: “David respondió a Saúl: Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manada, salía yo tras él” (v. 34). Él estaba diciendo que Dios fue fiel en el pasado y Dios sería fiel en el futuro. “Fuese león, fuese oso, tu siervo lo mataba; y este filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha provocado al ejército del Dios viviente” (v. 36).

Algunos han ganado grandes batallas, luchado contra dificultades, y alcanzado muchas metas. Algunos han atravesado muchas situaciones difíciles. Dios los ha sostenido.

Si usted es una persona que lleva un registro de sus actividades diarias, le invito a que lea algunos de sus escritos pasados para ver la fidelidad de Dios. Vea de dónde lo ha traído el Señor. Lo que hemos experimentado quizá traiga luz a nuestro futuro. Medite en, “[aquel que] nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios” (2 Corintios 1:4).

Mire HACIA DELANTE

Hacia delante es la dirección en la cual vamos. Adelante. Necesitamos soñadores y visionarios. Necesitamos soñar nuevamente.

Algunas personas odian a los soñadores. ¿Por qué? Porque soñar incomoda a la gente. Los obliga a enfocarse en sus visiones pequeñas. Dios habló al corazón de José en Génesis. Sus hermanos lo odiaban, hasta el punto que querían matarlo.

“Y dijeron el uno al otro: He aquí viene el soñador. Ahora pues, venid, y matémosle y echémosle en una cisterna, y diremos: Alguna mala bestia lo devoró; y veremos qué será de sus sueños” (Génesis 37:19, 20).

Dios le está llamando a soñar y orar en grande.

Si no tiene metas, no tiene visión, está poniendo su destino dado por Dios en riesgo. Es una verdad espiritual que a menudo ocurre en el mundo educativo y corporativo.

En una publicación reciente titulada, “8 Ways to Define and Write Our Goals” (Using Imagination) [Ocho Maneras para Definir y Escribir Nuestras Metas (Utilizando la Imaginación)] en el sitio web de Enlight8, se enfatiza este punto: En 1979 se condujo un estudio a algunos egresados de Harvard, preguntándoles si habían hecho una lista de sus metas para el futuro y hecho planes para alcanzar éstas. Los resultados: Solo el tres por ciento había escrito claramente sus metas; el trece por ciento tenía metas, pero no las tenían escritas; y el 84 por ciento no tenía metas específicas en absoluto. En 1989 se llevó a cabo una continuación de este estudio y se descubrió que el trece por ciento que tenían metas ganaban más que el 84 por ciento que respondió. Aun más impresionante fue que el tres por ciento que había escrito sus metas estaban ganando un promedio de 10 veces más y más que el 97 por ciento entero.

Hemos sido llamados al ministerio. Encontrando nuestro llamado incluye introspección, escuchar el llamado de Dios, considerar dones y victorias pasadas, descubrir las necesidades y reflexionar sobre visiones y sueños. ¿Qué ha puesto Dios en su corazón? ¿Qué está diciendo? ¿Qué necesidades ve que podría suplir? ¿Cómo ha sido fiel Dios con usted en el pasado? ¿Qué sueño o visión podría poner Dios en su corazón?

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