Aileen Reid,
International Youth Ministries Co-Director
Durante los años de escuela superior, los jóvenes buscan tener un sentido de pertenencia y comunidad. En esta búsqueda, se tornan hacia tres lugares: hacia sí mismos, hacia Dios y hacia otros en su mundo. En cierto grado, ellos encuentran comunidad en algún grupo de jóvenes de su edad y semejantes, y también pueden encontrar comunidad y un sentido de pertenencia entre los adultos de sus congregaciones. Sin embargo, dentro del período de los 18 meses antes de graduarse de la escuela superior, uno de cada dos jóvenes lucha con su fe y su conexión con la comunidad de fe. Y de los jóvenes élites, aquéllos que se han apropiado de su fe durante sus años en la escuela superior tienen la posibilidad de ser líderes dentro de su grupo, y sólo uno de seis se sentirá preparado para avanzar hacia el paso siguiente.1 ¿Cómo es esto posible? ¿Por qué se sienten poco preparados los jóvenes para seguir adelante y tomar los próximos pasos?
Algunas transiciones en la vida de los jóvenes desafían sus dificultades para navegar correctamente en la vida. Sea que estén pasando de la escuela primaria a la intermedia, de la intermedia a la escuela superior, de la escuela superior a la universidad o al campo laboral, los jóvenes necesitan la preparación y el apoyo apropiado. A pesar de que la responsabilidad de preparar a sus hijos para la vida (Proverbios 22:6) recae sobre los padres, la iglesia local también desempeña un papel vital en equipar y apoyar a los padres en cumplir con el mandato dado por Dios. Cuando ambos se unen para trabajar juntos, hay mayor posibilidad para el éxito, porque incrementa la capacidad de los padres y la iglesia local, y el impacto se duplica en la vida del joven.
Los jóvenes que le dan la espalda a su fe lo hacen por muchas razones, pero en términos generales, algunas de las razones son porque ellos:
- Ceden a tentaciones que no habían enfrentado antes.
- No aprendieron a pensar por sí mismos.
- Comienzan a preocuparse más por trabajar y alcanzar el éxito.
- Se desilusionan de aquéllos que profesan la fe, más no viven conforme a ella.2
Entonces, ¿qué puede hacer la iglesia local para ayudar a los jóvenes cuando atraviesan asuntos relacionados a su edad, habilitarlos para apropiarse de sus próximos pasos y lanzarlos efectivamente hacia su próximo punto en la vida?
Discipulado Intencional
Las iglesias locales deben reconocer que los jóvenes siempre están en transición y por lo tanto, la preparación debe comenzar cuando ellos están bien jóvenes. Esto requerirá un plan o estrategia de discipulado a largo plazo que involucre las relaciones intergeneracionales, el ministerio intergeneracional y mentoría intergeneracional. Tan pronto en su etapa como sea posible, los niños y jóvenes deben tener contacto regular con los adultos en la congregación como su estilo de vida. La congregación debe ser un lugar seguro donde ellos crezcan en una relación con otros fuera de los miembros de su familia y semejantes, que aprendan a adorar a Dios, crezcan en el conocimiento de Dios y su relación con Él, y celebren sus diferentes etapas de crecimiento y logros.
Para modo de ser efectivos, las iglesias locales deberán reconsiderar el ministerio en términos de familias en lugar de solo niños y jóvenes, para influenciar efectivamente su desarrollo espiritual y vean la transformación en sus vidas. Esto quizás signifique una reducción de programas para concentrar su energía en pocas cosas. Si consideramos el currículo, por ejemplo, en lugar de tratar de cubrir la Biblia completa encun año, quizás podemos concentrarnos en unos principiosccentrales que los jóvenes necesitarán mientras progresan encla vida, y se pueden tocar esos principios año tras año dándolecuna nueva dirección en cada ocasión que se discutan, y así loscjóvenes puedan dominar su contenido y aplicarlos en sus vidasca modo personal.
El compromiso a la estrategia de discipulado a largo plazo no viene sin sus desafíos. Es algo que requerirá visión de lo que un adulto maduro pudiera llegar a ser en la congregación. También requerirá oración y perseverancia, porque tomará tiempo cambiar la cultura de la iglesia. Cuando se trata de la cultura de la iglesia, suele fluir de arriba hacia abajo, por lo que el liderazgo pastoral y los motivadores juegan un papel crítico. Y, esto también exigirá mucho trabajo arduo de parte de un equipo dedicado. (Nota: El equipo pudiera cambiar varias veces antes de que la estrategia finalmente se solidifique.) Claro está, los padres también deben ser considerados una pieza clave en la ejecución de la estrategia para el discipulado.
Padres Comprometidos
Los padres siguen siendo la influencia principal en la vida de sus hijos hasta que alcanzan su etapa adulta. Pero a medida que los jóvenes van madurando, el rol que desempeñan los padres va cambiando de tener un control fuerte a ser más como entrenadores de ellos ya que son más atraídos y más vulnerables a las influencias que provienen fuera de las familias. Por lo tanto, debemos andar más cerca de los padres, particularmente cuando los hijos atraviesan los años de la adolescencia.
Podemos equipar a los padres y envolverlos en los pasos iniciales que deben seguir con sus jóvenes. Ciertamente, los jóvenes están en una jornada de fe, pero también están en la jornada de la vida. Durante los años de la adolescencia y especialmente al terminar la escuela superior, los padres y jóvenes luchan con decisiones grandes relacionadas a la universidad, el trabajo, las relaciones, el matrimonio y la familia. Siguiendo con la visión de cómo debe ser un adulto maduro, podemos ayudar a los padres a guiar exitosamente a sus futuros jóvenes adultos a través del proceso de la graduación de la escuela superior a la universidad, e incluso durante la universidad al proveer acceso a información vital a través de seminarios de preparación para la universidad para tratar asuntos como la ayuda financiera, la elección de una universidad cristiana versus una secular, la independencia financiera y responsabilidades, el cumplimiento de los requisitos académicos, relaciones, la resolución de conflictos, el mudarse de la casa y la separación (de los padres).
Otra manera de apoyar a los padres es proveyéndoles gente piadosa que sean de influencia a sus hijos, que sean un refuerzo de la autoridad de los padres. Es la práctica de muchas culturas y tradiciones de que los niños tengan padrinos desde que nacen. Estas personas son otra voz de influencia en la vida de los niños durante sus etapas de crecimiento. Sería bueno si la iglesia local trabaja en conjunto con los padres para identificar a cinco personas piadosas y dignas de compartir la jornada de fe de los jóvenes junto a sus familias, ya sea por el período de un año o cuatro. Estos individuos pueden exponer a los jóvenes a unas experiencias únicas en la vida, a través de su trabajo, salidas especiales o relatos personales; conectándose relacionalmente con los estudiantes en maneras que quizás los padres no pudieran; apoyando a los padres en la participación y celebración de logros clave que se hayan alcanzado en lo espiritual o personal en la vida de los jóvenes; y, manteniendo la constancia como compañeros de oración por la familia. Estas cosas le proveen a los jóvenes un balance en las diferentes transiciones de etapas o edad.
Habilitando a los Jóvenes
Los jóvenes necesitan mantenerse conectados con sus iglesias locales y recibir ayuda de ellas durante el proceso de las diferentes etapas de sus vidas. Sin embargo, hay muchas iglesias que pasan por alto esa transición de la etapa de la adolescencia a la etapa adulta. Puede que tengamos ministerios sólidos para los jóvenes, pero cuando ellos se gradúan, se encuentran con que hay limitación o que no hay un enfoque en sus etapas como solteros, universitarios y jóvenes profesionales. Después del ministerio de jóvenes, tenemos la tendencia de pasar a las parejas casadas o a los padres y nos olvidamos de esa etapa de solteros, etc.
Los jóvenes necesitan ayuda en el proceso de cambios, desafíos y confusión en sus vidas que están relacionados a la identidad, intimidad, placer y verdad. Cuando se van a alguna universidad, se les enseña cómo pensar, en lugar de qué pensar. Su fe es desafiada y con frecuencia quebrantada. Ellos se ven forzados a desempacarla, reempacarla y apropiarse (o desapropiarse) de ella. Algunos terminan dejando la fe en medio de decepciones por la falta de prueba en la “teología” que hayan sido doctrinados. Muchos también ceden a las tentaciones que nunca antes habían enfrentado, y se apartan de la fe.
La iglesia local puede habilitar a los jóvenes, suplementando lo que ya les ha sido enseñado en el hogar, ayudándoles a edificar una autoridad interna por medio del valor, entrenamiento y confianza de responsabilidades. Podemos desafiar a los estudiantes a vivir misionalmente al ser habilitados por medio del aprendizaje de experiencias (como los viajes misioneros, proyectos de servicio, manos que ayudan en el ministerio); evaluando su disposición en sus destrezas de la vida y equipándolos en sus áreas de deficiencia por medio de currículos y la edificación práctica de destrezas (como el manejo de finanzas y la toma de decisiones, entre otras); exponerlos regularmente a relaciones saludables; y proveerles apoyo social.
Finalmente, nuestro contacto no debe terminar cuando ellos salen del ministerio de jóvenes. Debemos asegurarnos de hacer cualquier esfuerzo necesario para mantenernos en contacto con ellos mientras están en la universidad (estén lejos o no de sus hogares), trabajando, o comenzando sus propias familias después de terminar los estudios en la secundaria. La comunicación regular no debe ser de parte del líder solamente, sino también del grupo de jóvenes y de los adultos en la congregación.
- Tim Clydesdale, The First Year Out: Understanding American Teens After High School, 2007. The University of Chicago Press.
- Derek Melleby, “Why Students Abandon their Faith: Lessons from William Wilverforce.” 2008, CPYU (www.cpyu.org/Page. aspx?id=361896)
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