Ben Feliz,
General Presbyter,
Mexico, Central America and the Spanish-speaking Caribbean
“Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión” (Números 14:24).
Los grandes líderes son humildes
Sin duda alguna, uno de los líderes de la Biblia que más pasamos por alto es Caleb. Primeramente notemos que Dios llamó a Caleb, “mi siervo”. Los siervos normalmente son personas humildes que reconocen su lugar y hacen su mejor esfuerzo por cumplir sus obligaciones con sus amos. Es sorprendente que Dios describe a Caleb como un siervo. Debido a lo que nosotros conocemos de Caleb, debemos concluir que él era un líder ambicioso —un vencedor. Generalmente, las personas ambiciosas no son siervos, de hecho, suelen ser lo contrario. Normalmente están buscando ascender de posición en el mundo. Sus ojos generalmente están fijados en posiciones de autoridad. El hecho de que Dios utilizó la palabra “siervo” claramente demuestra que Caleb logró obtener un balance. Esto comprueba que a lo largo de su jornada nunca perdió de vista su verdadera posición y sus obligaciones a su Maestro.
A lo largo de las Escrituras encontramos que Dios aprecia esta cualidad en los líderes que Él ha llamado. Considere los siguientes versículos:
- Lo verán los oprimidos, y se gozarán (Salmo 69:32).
- Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos (Salmo 138:6).
- Jehová exalta a los humildes, y humilla a los impíos hasta la tierra (Salmo 147:6).
- Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes (Santiago 4:6).
- Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo (1 Pedro 5:6).
Fue Martín Lutero quien dijo, “Dios formó al mundo de la nada, y mientras que nosotros seamos nada, Él puede hacer algo con nosotros o a través de nosotros”.
Los grandes líderes son diferentes
La segunda cualidad de Caleb que agradaba a Dios era su valentía, su espíritu y su actitud: “Mi siervo Caleb, que ha mostrado una actitud diferente (NVI)”. Dios siempre ha llamado a Su pueblo a ser diferente y los líderes definitivamente no son la excepción, pero requiere mucha valentía ser diferente en un mundo que premia el conformismo. Siempre se les recuerda a los líderes que hay un costo por ser diferentes. José fue vendido en esclavitud; Daniel fue lanzado en el foso de los leones; Juan el Bautista perdió la cabeza por ser diferente; Jesús fue crucificado por ser diferente y Caleb fue amenazado con ser apedreado porque se atrevió a oponer el reporte negativo de los otros diez espías que regresaron.
De la experiencia de Caleb aprendemos que los líderes con un espíritu diferente hablan de manera diferente. Cuando diez espías dieron su reporte, dieron puras noticias negativas. Ponga atención a sus palabras: aquel pueblo es más fuerte que nosotros, éramos nosotros como langostas comparados con ellos, también vimos allí gigantes y la tierra traga a sus moradores. Caleb, al contrario, reportó solamente las grandes oportunidades que ofrecía la tierra: Subamos luego, y tomemos posesión de ella. Dios está con nosotros, la tierra es buena y ellos no tienen a Dios. Ahora entendemos el porqué Dios dijo que Caleb tenía un espíritu diferente.
Los grandes líderes son leales
La tercera cualidad que agradó y motivó a Dios tocante a Caleb y su liderazgo fue su lealtad. En Números 14:24, Dios dice, “Pero a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí”.
En ese versículo, es natural prestar atención a las palabras “decidió ir en pos de mí”. Pero también en el mundo de hoy día la palabra “decidió” es igual de importante. Ser leal es fácil a veces. No obstante, decidir ser leal no lo es. La lealtad en el liderazgo parece estar en su punto más bajo y se han presentado los argumentos más absurdos para justificar la falta de carácter y lealtad hoy día.
Para Caleb, las ciudades fortificadas, los gigantes o las dificultades por el camino no representaban una prueba de lealtad. La verdadera prueba vino cuando sus propios colegas comenzaron a hablar de apedrearlo. Martin Luther King Jr., dijo, “La medida máxima de un hombre no es cómo se comporta en momentos de comodidad y conveniencia, sino cómo responde ante los desafíos y la controversia”. Como un líder, su lealtad será probada en momentos de desafío. Caleb decidió serfiel a Dios y ganó Su favor.
Los grandes líderes terminan la carrera bien
En lugar de desvanecer, la vida de Caleb fue un ejemplo de cómo los líderes deben terminar su carrera. Él terminó fuerte, con dignidad, honor y respeto. A la edad de 85 años, él fue con Josué, su compañero en el ministerio, y le recordó la promesa que Moisés le hizo a él. Los grandes líderes terminan su carrera con fuerza. ¿Qué más se puede esperar de un líder a quien Dios describe como humilde, diferente y leal?
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