“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18).
¿Qué significa ser empoderado o ungido?
¿Cuál es el propósito de la unción? ¿Hay diferentes tipos de unción? ¿Cómo se prepara uno para ser ungido? ¿Puede incrementar la cantidad de unción? La unción de Dios es la impartición del poder o habilidad de Dios en nuestras vidas para cumplir Sus propósitos. Lucas 4:18 nos dice que Jesús fue ungido o investido de poder, autoridad, capacitado y permitido hacer la obra de Dios como está descrito.
¿Cuál es el propósito de la unción?
Según los escritos de Juan, todos los creyentes han sido empoderados o ungidos para el servicio. En 1 Juan 2:27 dice:
“Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él”.
¿Hay diferentes tipos de unción?
He aprendido, entendido y aceptado que existen tres tipos de unción: 1) la unción del creyente; 2) la unción ministerial; 3) la unción congregacional.
1. La unción del creyente
La unción de un creyente es la unción dentro de un individuo. La unción de un creyente es la unción principal y nunca va a contradecir la Palabra de Dios escrita. Un creyente recibe la unción cuando acepta la salvación. La capacidad de percibir lo correcto de lo incorrecto es obra de la unción del creyente. Esta declaración ha sido confirmada en 2 Corintios 1:21, 22: “Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones”.
2. La unción ministerial
La unción ministerial es la unción sobre un individuo en vez de dentro de un individuo. El llamado al ministerio y la unción para el ministerio ocurren en diferentes momentos. Hay un tiempo de preparación que se requiere para equipar a una persona para la unción ministerial. Hay por lo menos tres cosas que uno debe hacer hasta que recibe la unción ministerial: 1) esperar la unción; 2) ser fiel en cualquier obra que está haciendo para el Señor; y 3) preparar/entrenar para recibir la unción. Cuando el Espíritu Santo esté satisfecho de que usted está listo para dar su vida para hacer Su voluntad y llevar a cabo Su llamado, entonces, y solo entonces, vendrá sobre usted la unción ministerial. Si no, sus acciones se convierten en un mero esfuerzo humano y son la manifestación de la carne religiosa sin ningún poder sobrenatural. Lo que Jesús hizo en tres años valió la pena esperar y preparar durante treinta años. En el cuerpo de Cristo hoy día, se está haciendo demasiado trabajo con muy poca unción o muy poco poder. Si una persona está dispuesta a pagar el precio que Jesús pagó, ¡la unción de esa persona agitaría al mundo entero!
3. La unción congregacional
Hay algunas veces en las cuales un grupo de personas llenas del Espíritu son ungidas al mismo tiempo; i.e. una unción congregacional. Típicamente, hay un punto de revelación en el cual algunos individuos reciben la unción del Espíritu Santo antes del derramamiento de la unción congregacional. Durante una unción congregacional, existe el potencial para que el poder de Dios se manifieste en la congregación resultando en poder que obra milagros. Sin embargo, muy frecuentemente nos envolvemos en el fenómeno que ocurre a nuestro alrededor como un resultado de la manifestación de la unción que no aprovechamos el poder de Dios en nuestra presencia. Más bien, exclamamos, nos regocijamos, hablamos en lenguas (a menudo con muy poca interpretación), o caemos en el Espíritu y nunca permitimos que el Espíritu Santo cumpla el propósito de la unción congregacional.
Preparándonos para la unción
Debemos prepararnos y operar bajo el poder de la unción continuamente. A medida que aprendemos a operar bajo la unción, fortalecemos más nuestra relación con Jesucristo, y como tal, nuestro nivel de unción incrementa. Atravesamos por varias etapas de unción, cada etapa apoyándose de la etapa anterior hasta que alcanzamos el nivel de poder de unción en el cual operó Jesús. Dios nos ayudará a avanzar hacia el próximo nivel basado en nuestra obediencia y fidelidad durante cada etapa. Hay muchos creyentes y ministros que viven y mueren sin avanzar más allá del primer nivel de unción. Dios nos dará la sabiduría para reconocer cada etapa en nuestra vida. Tal como dice 1 Pedro 5:6, 7: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”.
Incrementando el nivel de unción
Debemos pedir que el nivel del poder de la unción sea incrementado. El apóstol Pablo provee un ejemplo de tal oración en Efesios 3:15-19. Hay por lo menos tres cosas que uno debe hacer para incrementar y mantener el nivel más alto posible de poder de la unción. Esto incluye: (1) incrementar nuestro tiempo de adoración, (2) incrementar nuestro tiempo de oración y ayuno, y (3) meditar en la Palabra de Dios.
Aceptar y operar bajo la unción
A medida que oramos, ayunamos y meditamos en la Palabra de Dios pidiéndole al Señor que incremente el poder y el nivel de unción dentro de nuestras vidas, no debemos limitar lo que el Señor puede hacer a través de nosotros para otros. No debemos ser engañados por Satanás, quien nos dice que nuestros esfuerzos son inefectivos porque los demás no creen.
Aceptemos este desafío, creamos y aceptemos nuestra unción. Debemos salir y hacer una diferencia sobrenatural en el mundo a nuestro alrededor por la causa de Jesucristo. Debemos hablar de la unción como lo hizo Jesús: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido (inserte las palabras de su propia unción)”. ¡A Dios sea la gloria!
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