La comunidad de creyentes conocida como la Iglesia de Dios de la Profecía está llena de personas que tienen el deseo de seguir a Dios y ofrecerle su mejor esfuerzo a la Iglesia. ¿Cómo incrementamos este deseo de cumplir mucho para el reino? Primera de Corintios 14:8 habla sobre la operación de los dones del Espíritu, “Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla?” Necesitamos discernir la voz del Espíritu Santo y debe haber una clara dirección si nos hemos de preparar para pelear la batalla. Un ejército debe tener unidad de propósito, aun si está peleando en muchas frentes.
A lo largo de la historia de la Iglesia, el liderazgo ha escuchado la instrucción del Espíritu Santo en cuanto a la evaluación y revisión de programas y políticas para que Dios sea glorificado y la Iglesia sea edificada. Mateo 16 y 18 nos instruye con respecto a la autoridad de la iglesia para hacer esto. En el capítulo 16, Jesús habla sobre edificar a la iglesia. Las claves que Él dio eran para la administración. En el capítulo 18, Jesús autorizó a los líderes de las iglesias a seguir un proceso específico para preservar la pureza y el testimonio de la iglesia. Ellos son representantes nombrados para proteger la reputación de Dios y Su iglesia, y sus decisiones son autoritarias (vinculantes) y finales.
En días recientes, ha surgido un llamado. Lo conocemos como Visión 2020. No es una campaña a corto plazo ni un intento a la innovación. Es un verdadero llamado, la cual trae con sí la necesidad de establecer metas específicas que se deben alcanzar para el año 2020 y para las décadas por venir. Debemos estar comprometidos a ejecutar la planificación estratégica y proceso de implementación hasta que nuestra visión y misión sean realizadas completamente y nuestros valores centrales estén entretejidos en cada nivel de nuestro movimiento.
Una meta estratégica del mandato de la Visión 2020 es hacer y crecer discípulos para Cristo. Justo antes de ascender al Padre, el último mandamiento de Dios para la iglesia fue hacer y crecer discípulos, enseñarles a estos nuevos discípulos todo lo que Él ya les dijo. Su último mandamiento es nuestra primera prioridad.
Nuestro movimiento será una familia de congregaciones vitales, transmitiendo la fe, ayudando a las personas a madurar a través del crecimiento espiritual intencional, por lo tanto, ellos pueden vivir en completa alianza y entrega a Cristo.
Para modo de hacer y crecer discípulos para Cristo debemos:
Desarrollar una estructura saludable que sea contextualmente relevante y consistente
Le estructura a veces tiene la tendencia de sofocar y drenar la vitalidad de las cosas. Pero una estructura saludable es vital. Una estructura saludable es una que es flexible, fomenta el crecimiento y desarrollo para toda una vida, y sirve al pueblo. Jesús dijo: “El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo” (Marcos 2:27). Los líderes deben ser entrenados para buscar ideas innovadoras y los métodos más útiles que puedan ser adaptadas para alcanzar sus comunidades.
Motivar relaciones de mentoría en todos los niveles del ministerio. “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que se idóneos para enseñar también a otros” (2 Timoteo 2:2). Un mentor efectivo es uno que dirige a su discípulo hacia su totalidad, manteniendo un caminar cristiano, matrimonio y vida saludable. Se le motiva a cada líder a reconocer el valor tanto de recibir mentoría como servir de mentor. Edificar relaciones sólidas de mentoría es una manera efectiva para pasar la batuta a la próxima generación.
Estandarizar la preparación y el entrenamiento del discipulado continuo. Debemos hacer grandes avances en esta área, y se han hecho muchos, pero hay lugar para la renovación y la mejoría. Desarrollaremos procesos de capacitación que progresarán de una instrucción con un nuevo creyente a un entrenamiento extensivo para el ministerio.
Establecer sistemas de entrega, rendición de cuentas bien estructurada y sostenible para entrenar discípulos espiritualmente inspirados. Cada congregación local debe tener métodos efectivos, comprensivos, formales e informales de largo plazo para entrenar y motivar el discipulado. El desarrollo de liderazgo no es solo para aquéllos en el ministerio de tiempo completo. Debemos buscar programas que suplen las varias necesidades de aptitud, incluyendo el entrenamiento experiencial y académico, así como el currículo enfocado hacia el aprendizaje para toda la vida y la educación continua. Como parte de este proceso de capacitación, debemos entrenar y movilizar a cada miembro para ganar a los perdidos en sus comunidades. Los esfuerzos de participación comunitaria tienen la mejor oportunidad para influenciar y evangelizar a la ciudad. Las investigaciones del Grupo Barna muestran que la mayoría de las personas visitan una iglesia porque alguien los invitó personalmente. Las campañas promocionales y eventos grandes quizás sean efectivos, pero la estrategia de un individuo alcanzar a otro individuo aún es válida. Los líderes deben entrenar a los creyentes a conectarse con personas en la comunidad y compartir el evangelio efectivamente. Hechos 2:46, 47 nos dice que Dios añadió a esta iglesia porque era relacional; adoraban juntos, visitaban juntos y comían junto alegremente. Debemos ser relacionales en nuestras iglesias y en nuestras comunidades para ganar a los perdidos.
Establecer un modelo integrado para entrenar al laicado en cada nivel del ministerio. Los programas de entrenamiento para el laicado son importantes y necesarios para el fortalecimiento de las iglesias locales. Se debe hacer todo esfuerzo por ayudar y motivar a los pastores a identificar a aquellas personas que Dios ha llamado y equipado para utilizar cada herramienta disponible. Algunos de estos incluyen la Escuela Dominical, el Instituto del Ministerio de Niños, Entrenamiento para la Joven Cosecha, eventos del Ministerio de Damas e instrucción doméstica para trabajadores de guardería y líderes de células. Los pastores pueden depender del Espíritu Santo para dar ideas frescas e innovadoras para formular herramientas adicionales y programas de entrenamiento.
Las nuevas iglesias crecen rápidamente. Una razón por la cual esto ocurre es porque las personas que están allí cuando está en ciernes sienten que son parte del “fundamento” para algo maravilloso. Les pertenece. Todos asumen la responsabilidad; no sólo ven a los demás hacer las cosas. ¿Cómo hacemos que las personas sientan que han invertido en una parte vital de la iglesia establecida a la cual ahora están asistiendo? Una tarjeta de crédito famosa utiliza el eslogan, “La membresía tiene sus privilegios”. Queremos mover a las personas de ser espectadores casuales, meros asistentes, a ser miembros completamente comprometidos con todos los privilegios de pertenecer y ser nutrido en nuestras congregaciones. Pero esta no es nuestra meta final. Aun la palabra miembro no nos da la imagen completa. Un resultado más apropiado sería que cada miembro se considere como un administrador, entenderían que son responsables por el éxito o el fracaso y tienen parte en su crecimiento. Son muchos miembros, mas un solo cuerpo. Muchas personalidades, una visión. Este es el discipulado.
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